Es la pregunta que inspira la historia de Patxi Irigoyen, un navarro de 35 años afectado de fibrosis quística y doble trasplantado pulmonar. Y la pregunta que impulsa el estudio médico de Javier Botella, doctor en el hospital La Fe (Valencia). La respuesta se encuentra en el documental "NAGMAPU, la cima interior", que el viernes 1 de octubre se presenta en el Centro Cultural y de Ocio de Caja Navarra (Civican) a las 19.30 horas.
Los beneficios de la venta irán destinados a las becas de investigación "Pablo Motos" contra la fibrosis quística, enfermedad genética que afecta órganos como pulmones o páncreas.
Experiencias y sensaciones
"NAGMAPU" es un recorrido por la montaña andina, pero sobre todo por "las incertidumbres y miedos que tiene que dejar atrás una persona afectada por una enfermedad". El documental, explica Irigoyen, "acompaña a una persona desde su nacimiento hasta que tiene que enfrentarse a una enfermedad, a una operación y posteriormente a la ascensión de una cumbre", un viaje salpicado de reflexiones personales y de experiencias vividas por el propio Irigoyen.
Como su primer encuentro con la enfermedad. "Tenía 9 años y, como cualquier chaval, correteaba hacia casa. Pero no iba solo, ella me acompañaba". Lo supo ese mismo día. Era la fibrosis quística, que antaño era conocida como la enfermedad del beso salado. Y de la mano, un catarro crónico, una delgadez y una escasa capacidad pulmonar que no lograban frenar su afición por la bicicleta y la montaña.
El documental también pone imágenes al trasplante de los dos pulmones en un hospital valenciano, al que Irigoyen llegó cámara en mano y con sólo una idea en la cabeza "Quería vivir". Tenía 25 años y ya no podía dar un puñado de pasos sin detenerse en busca de aire.
"¿Voy a poder desarrollar una vida normalizada? ¿Voy a llevar una buena calidad de vida? El documental muestra, a través de mi historia personal, las reflexiones que se puede hacer una persona que tiene que convivir con una enfermedad dura o que se enfrenta a un trasplante. Se trata de una historia de superación válida para cualquier persona que tiene una enfermedad y que pone todo su esfuerzo en llegar al límite de sus posibilidades", explica Irigoyen. No soltó la cámara en un largo periodo de recuperación que inició subiendo y bajando escaleras del hospital, con un tratamiento de 30 pastillas diarias. Y que le llevó al refugio Gabriela Mistral, la noche previa a encarar la cima de 6.160 metros.
"Apenas dormí. A más de 5.000 metros ya habían comenzado los problemas. Algunos participantes de la expedición presentaban mareos, cefalea y vómitos. El mal de altura y las temperaturas, -20 grados a las noches, estaban minando las condiciones físicas", recuerda Irigoyen, que durante la expedición pasaba periódicamente exámenes médicos para comparar su estado de salud con el de una persona no trasplantada. "Muchos pacientes recobran una buena calidad de vida, pero no se sabe en cuántos de ellos la función respiratoria es óptima. El estudio quería poner a prueba a una persona trasplantada y ver si en un gran esfuerzo se producían alteraciones fisiológicas distintas a una persona sana. También queríamos probar que el deporte mejora el aparato respiratorio".
A primera hora de mañana, Irigoyen inició la ascensión a la cumbre, en compañía de un equipo formado por una decena de personas. "No importa si alcanzamos o no la cumbre. El objetivo es la cima interior, que cada uno se ponga su meta y ponga todo su esfuerzo para llegar a ella. El documental quiere servir de aliento para toda persona con una enfermedad para que busque su superación"
NAGMAPU, la cima interior ha sido producida por BRAHMA PICTURES, con la colaboración de, entre otros, la Asociación Navarra de Fibrosis Quística y COCEMFE Navarra.
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