El Complexo Hospitalario Universitario A Coruña ha puesto en marcha una nueva unidad de reanimación en la tercera planta. Dotada inicialmente con 18 camas, tiene capacidad para 32 y viene a sustituir a los dos espacios en los que hasta ahora se atendía a los enfermos postoperados en ubicaciones separadas. Se suma además al área de reanimación de la quinta planta, también con 18 camas, y a la UCI. La entrada en funcionamiento «supone primero una mejoría en la calidad del trabajo», explica María Jesús Martín Villanueva, coordinadora de quirófanos, ya que no solo se ha ampliado y mejorado el espacio y funcionalidad para la atención a los pacientes, sino que «desde su puesta en marcha no ha habido que suspender ninguna cirugía por falta de camas».
Las áreas de reanimación se destinan a postoperados, de forma que en la unidad de la quinta se ubica a pacientes que precisan vigilancia intensiva más prolongada tras una cirugía compleja, mientras que la tercera se reserva para procesos de cirugía general y dispone también de cuatro plazas para operados cardíacos con un máximo de 48-72 horas de estancia. «Todo el que se opera con anestesia tiene que pasar por reanimación, si no hay cama, no se puede operar», explica Martín Villanueva. Aunque la patología y evolución del paciente determina el tiempo de estancia, calcula que la nueva reanimación permite incrementar la capacidad quirúrgica del edificio central en «cinco o seis pacientes diarios».
35 operaciones al día
Aunque el incremento de plazas con la nueva reanimación por ahora es pequeño, asegura Martín que ya se ha notado en la compleja organización de la cirugía programada en el edificio central del Chuac, donde funcionan doce quirófanos y se realizan una media de 35 intervenciones diarias (con las que se llevan a cabo en el Materno y en el Abente y Lago rozan el centenar). La agenda diaria de quirófanos está siempre sujeta a la aparición de urgencias, ya que «aunque no se reservan camas específicas por si surgen, cuando aparece una hay que darle respuesta». De ahí que con cierta frecuencia «los últimos pacientes del parte de operaciones programadas tenían que ser aplazados, generalmente al día siguiente». En el inmueble central del hospital es donde se llevan a cabo las operaciones de mayor complejidad en la población adulta, y valora la coordinadora de quirófanos que con las plazas de reanimación «existe posibilidad de ir incrementando el número a medida que las necesidades y la disponibilidad de recursos lo permitan». Es necesario para ello no solo contar con camas de reanimación, sino también con personal para incrementar la actividad.
Hoy en día, además de los siete anestesistas que se ocupan de la asistencia en reanimación, estas unidades necesitan una enfermera por cada dos pacientes por turno en el caso de los postoperados complejos (en reanimación de la quinta) y de cinco enfermeras para las 18 plazas de la nueva unidad de la tercera.
«Todo el operado con anestesia tiene que pasar por reanimación; si no hay cama en la unidad, no se puede operar»
María Jesús Martín


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