El avión que se estrelló regresaba a Lavacolla después de completar el traslado urgente de un órgano desde Oporto hasta Asturias
El corazón extraído en Oporto se trasplantó con éxito en Oviedo a un paciente de 54 años. Entre ambas intervenciones debe transcurrir poco tiempo: «Cando se transplanta un fígado ou un páncreas non demora máis de 12 horas en pasar sangue por eses órganos; no caso do corazón e o pulmón é menos o tempo, só o ril pode esperar algo máis», explica Alfonso Mariño, coordinador de trasplantes del Clínico de Santiago. En el complejo compostelano causó consternación el accidente: «Conocemos bien a los pilotos, era con quienes viajábamos habitualmente y a pesar de su juventud eran muy seguros y tenían gran experiencia para volar en condiciones adversas», manifiesta el cirujano Evaristo Varo, jefe de la Unidade de Transplante Abdominal de Santiago.
«Aquí non temos queixa ningunha, a empresa sempre tivo un avión cando se lle pediu», agrega Mariño. La demanda puede ser por dos motivos: que se necesita en Santiago un órgano donado en un hospital no gallego -cuando ocurre en Galicia el transporte se hace en ambulancia- y acuda un equipo para extraerlo y transportarlo o, en caso de que lo extraigan en el hospital de fuera -solo ocurre si tiene programa de trasplantes- ir a recogerlo, y para ello se envía el avión; otras veces se extrae un órgano a un donante en Santiago y se envía igualmente para fuera.
Para el transporte en el avión existen unos contenedores especiales, con condiciones de congelación y esterilidad adecuadas e incluso una rotulación muy específica. «En Santiago ese transporte é utilizado unha media de 3 a 4 veces por mes, e en xullo precisamos servizos desa empresa para parte dos 8 transplantes que realizamos. No hospital conseguimos o avión e o persoal que se precise; e a tramitación dos permisos e o pagamentos das taxas para a aterraxe é cousa da Organización Nacional de Trasplantes», manifiesta Alfonso Mariño. En el avión «só viaxan pilotos, persoal sanitario e órganos; non doentes», aclara.
Exponer la vida
En Santiago, para ir a extraer un hígado se desplazan dos cirujanos y dos enfermeras. Desde que el avión aterriza en la ciudad donde está el donante hasta que parte de regreso transcurren no más de dos horas y media. Al recibirse el órgano en el Clínico está ya el paciente en espera y todo preparado para iniciar de inmediato la operación: «Lo habitual es que la realice un equipo diferente al que fue a realizar la extracción, porque el vuelo genera tensión y cansancio. Solo en los 12 primeros trasplantes de hígado, hace 19 años, en Santiago hice yo todo, y fueron jornadas de 24 horas desde que me avisaban hasta que finalizaba la cirugía», indica Evaristo Varo.
Este cirujano sostiene que el accidente de ayer «evidencia cómo el personal sanitario exponemos la vida. Se vuela de noche, en malas condiciones atmosféricas, a veces con verdaderas peripecias para aterrizar sobre todo en algunos hospitales comarcales», dice. Los vuelos más largos son a Canarias «y dentro de la Península a Almería. Una vez recuerdo que fuimos a Grecia por un hígado, porque teníamos un Código Cero -situación de máxima emergencia, con riesgo de muerte si no aparece un órgano adecuado- y se realizaron dos paradas técnicas. Pero salvar la vida del paciente es siempre muy gratificante», agrega. Varo destaca que «un congreso internacional homenajeó a 2 pilotos, 2 cirujanos y un enfermero de Estados Unidos, fallecidos en un accidente semejante».
Desde que se extrae un órgano deben transcurrir pocas horas hasta su implantación
El transporte en el avión se efectúa en contenedores con condiciones muy especiales.
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