LES FUERON IMPLANTADOS HÍGADO, INTESTINO ESTÓMAGO, DUODENO, PÁNCREAS Y YEYUNO
Las intervenciones, que duraron más de 10 horas, se realizaron en La Paz de Madrid con colaboración de sanitarios de Osasunbidea
Félix Sánchez-Valverde y Elena Aznal, del servicio de Pediatría, con Ignacio Iribarren.
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Una niña de 3 años y un bebé de 7 meses se han convertido en los primeros pacientes navarros en en recibir un trasplante multivisceral, de los que hasta el momento se han realizado solo 70 en pacientes infantiles en el Estado.
PAMPLONA. La intervención, consistente en implantar seis órganos -intestino, hígado, estómago, páncreas, duodeno y yeyuno-, duró más de diez horas y se realizó en el Hospital La Paz de Madrid, único centro acreditado en el Estado para este tipo de trasplantes, con participación de profesionales del Servicio Navarro de Salud-Osasunbidea.
Los doctores Félix Sánchez-Valverde Visus y Elena Aznal Sainz, del Servicio de Pediatría, acompañados por Ignacio Iribarren Udobro, director gerente del Complejo Hospitalario de Navarra (CHN), explicaron ayer en rueda de prensa la operación, que se viene realizando desde hace diez años en el Estado. La intervención es compleja por tratarse del trasplante de varios órganos y presenta un alto grado de dificultad tanto en la técnica quirúrgica como en el tratamiento necesario posterior. Según destacó Iribarren, la actuación entre los profesionales del centro navarro y el Hospital La Paz de Madrid "ha demostrado la eficacia de la colaboración entre centros hospitalarios y el éxito del trabajo en equipo durante todo el proceso, desde que se conocen los problemas del paciente hasta que se decide y practica el trasplante y el seguimiento de su evolución".
A la niña se le practicó la operación en diciembre de 2011 y al pequeño, en enero de este año 2012. La primera tolera ya alimentos por vía oral perfectamente y tiene un funcionamiento hepático normal. El bebé ha presentado dos episodios de rechazo que se han tratado médicamente y su evolución es más complicada.
"Hay que tener en cuenta que este tipo de trasplantes necesitan una inmunosupresión más fuerte y los pacientes tienen mayor riesgo de desarrollar algún tipo de infección oportunista. El seguimiento lo realiza el área digestivo-infantil del centro navarro", explicó Aznal. Los primeros seis meses son vitales para ver si el trasplante tiene éxito. La tasa de mortalidad a los 5 años de este tipo de operaciones se sitúa en un al 25%, con una tendencia a mejorar.
Ambos trasplantes, expuso Sánchez Valverde, han sido consecuencia de problemas intestinales, lo que se denomina fracaso intestinal. Son personas con enfermedades graves con incapacidad de asimilar los alimentos por vía intestinal. En este caso, tanto el niño como la niña presentaban un síndrome de intestino corto debido a que se les habían seccionado trozos de este órgano al sufrir enterocolitis necrotizante, una enfermedad que sufren a raíz de ser prematuros y que produce llagas en el intestino. El síndrome les obligaba a obtener la alimentación por vía parenteral (intravenosa), una situación que no se puede mantener de manera prolongada por las lesiones que puede producir en el hígado y obliga a hacer un trasplante múltiple de estas vísceras para evitar la muerte. Aunque síndrome de intestino corto es la causa principal de estos trasplantes, otras son la patología intestinal autoinmune, enfermedades congénitas del intestino, que dan lugar a una diarrea intratable, y síndromes de obstrucción y pseudoobstrucción intestinal.
Los donantes han sido niños fallecidos con un normal funcionamiento de los órganos objeto del trasplante y compatibilidad. Dada la escasez de donantes, -"deben ser niños con un peso adecuado puesto que se implanta todo el bloque abdominal", aclaró Sánchez Valverde- la espera es bastante prolongada. En este caso, la niña ha esperado un año y el niño, tres meses.
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