
Rafael Matesanz, fundador y director de la ONT. / Archivo
El liderazgo de España en la donación de órganos y en los
trasplantes no corre ningún peligro, pero es necesario hacer unos
pequeños ajustes por culpa de la actual coyuntura económica. Unos
retoques que pretenden buscar una mayor eficiencia de un mecanismo que
está muy bien engrasado y que la Organización Nacional de Trasplantes
(ONT) quiere hacer desde dentro. Es decir, que sean los profesionales
que están involucrados día a día en esta gestión sanitaria los que
determinen por dónde pueden ir los planes. «Antes de que nos recorten,
vamos a ver de qué podemos prescindir», ha comentado con claridad Rafael
Matesanz, fundador y director de la ONT.
Esta revisión necesaria, «porque hay que estar ciego para
no ver lo que pasa en el país», implica un estudio de todos los centros
que realizan trasplantes en España. Matesanz ha explicado que el
sistema español es un rara avis en Europa. Gran Bretaña abogó con tener
pocos centros donde se realizasen muchas operaciones de estas
características; Francia e Italia, en cambio, apostaron por muchos
centros pequeños y más especializados; España, por su parte, tiró por la
calle de en medio. Este sistema se ha visto que ha funcionado muy bien
en determinados órganos. Por ejemplo, con los casos de hígado se
determinó que tenía que haber una unidad de trasplante por cada 2
millones de habitantes que debía realizar una media de 30 trasplantes al
año. En cuanto al pulmón, hay 7 centros que también cumplen sus
características.
Sin embargo, el problema reside en las unidades
coronarias. Repartidos por las comunidades autónomas hay 20 centros que
realizan trasplantes de corazón que tienen una lista de espera de unos
80 pacientes. «Es decir, cada uno cuenta con 4 o 5 enfermos a la espera,
lo que es un ratio muy bajo», ha precisado el reputado nefrólogo. Estas
características hace que el balance coste-eficiencia no sea el más
adecuado. Por eso, la ONT y la comisión sobre trasplantes del Consejo
Interterritorial de Sanidad han elaborado un informe que elevarán al
pleno que se celebrará en las próximas semanas. «Nuestro liderazgo
mundial no está en peligro, pero hay que tomar precauciones», ha
apuntado Matesanz. Una de las soluciones planteadas, en una jornada de
trabajo organizada por la ONT y la Fundación Mutua Madrileña, es ahondar
en la colaboración entre las comunidades autonómicas.
En este sentido, el doctor Joseba Aranzabal, coordinador
de trasplantes en el País Vasco, ha explicado que la comunidad autónoma
tiene acuerdos con Cantabria para las operaciones coronarias (sus
ciudadanos son operados en Valdecilla) y con La Rioja en renales. «Ese
es el camino», ha apuntado Matesanz. El presidente de la ONT ha incidió
en que hay que seguir trabajando en los trasplantes porque «no es una
terapia de lujo». Ha puesto como ejemplo los trasplantes renales, donde
se puede comparar los beneficios de una operación de sustitución renal
con la diálisis. Según la ONT, las administraciones se ahorran cerca de
400 millones al año por el trasplante. «Es la modalidad más barata», ha
comentado el doctor. «El coste de un trasplantado es de unos 50.000
euros por año. En el primer año, se puede pagar algo más pero luego
siempre los costes descienden. En el caso de la diálisis, no. El gasto
siempre se mantiene», ha explicado el director de la Organización
Nacional de Trasplantes.
Este coste del trasplante renal, según los expertos,
permite incluso pagar otro tipo de sustitución de órganos o
intervenciones quirúrgicas. Asimismo, Matesanz ha recordado que en
España hay 50.000 enfermos renales terminales, de los que la mitad están
trasplantados de un riñón. «Es un logro en el mundo entero», ha
apuntado.
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