Demuestran la exactitud de los tensiómetros automáticos Enfermeras del Chuac realizaron un estudio con más de 200 pacientes

Tomar la presión arterial, algo tan habitual como fundamental, no es tan sencillo como pudiera parecer. De hecho, la exactitud de esta prueba rutinaria, que puede realizarse manualmente inflando el balón en el brazo o bien con aparatos electrónicos, sigue planteando cierta controversia entre la comunidad médica. De ahí que un grupo de enfermeras del Chuac se decidieran a investigar el tema. «Surgió porque a la hora de tomarle la tensión a los pacientes con fibrilación auricular, con el ritmo alterado, algunos médicos nos pedían que lo hiciésemos manualmente, tenían dudas de si los automáticos eran precisos en estos casos», comenta Gimena Pérez, enfermera de la Unidad de Corta Estancia Médica (Chuac).

Así las cosas, con otras diez enfermeras de la UCEM (María José Carro, Beatriz Vázquez, Manoli Regueira, Dolores García, Josefa Marín, Salomé Facorro, María Jesús García, María Luisa Romero, Elba Abad y Marisol Caínzos) se pusieron manos a la obra. Le hicieron pruebas a nada menos que 207 pacientes, 107 con fibrilación y 100 con el ritmo cardíaco normal, a los que les realizaron mediciones hasta cuatro veces en intervalos de cinco minutos con ambos sistemas. «Teníamos marcados los esfingomanómetros (así se llaman los aparatos) para utilizar siempre los mismos y comprobamos que daban mediciones similares», explica María José Carro.

Su trabajo ha merecido el reconocimiento de la revista científica internacional American Journal of Hypertension, que decidió publicar los resultados de la investigación firmada por las enfermeras, y fueron premiadas también en las últimas jornadas de investigación del Chuac por el estudio. Ellas mismas se declaran sorprendidas por la repercusión y por la escasa bibliografía científica sobre las diferencias entre los tensiómetros.

Efecto «bata blanca»

Las diferencias detectadas entre tomar la tensión por el método manual o utilizar el electrónico «no son estadísticamente significativas» y, de hecho, los valores ligeramente inferiores de los dispositivos automáticos vistos en algunos casos los atribuyen a lo que denominan efecto «bata blanca». «Al conectarlos, muchos pacientes ni siquiera se daban cuenta de que les estabas tomando la tensión, no tenían que estar callados para que pudiésemos escuchar... en fin, no se ponían nerviosos», explica Gimena Pérez. Dadas las conclusiones, en la UCEM del Chuac lo tienen claro: han desterrado el sistema tradicional. «Si los resultados son iguales, entre hacer brazo o no -bromean- no hay discusión posible».

Fonte: http://www.lavozdegalicia.es/sociedad/2011/06/29/0003_201106G29P34992.htm