José Julián Batista, Jefe de Neumología en el Hunsc afirma que "esta patología pulmonar te aparta hasta dejarte sin vida social; no es agradable"
YLENIA LORENZO
SANTA CRUZ DE TENERIFE El Día Mundial de la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) se celebra el próximo miércoles con el objetivo de recordar a los fumadores las consecuencias que puede acarrear esta dependencia. Casi la totalidad de las personas que sufren esta patología es por el placer que les produce coger un cigarrillo e inhalar su humo pero, aunque para muchos sea un gusto, las consecuencias pueden ser gravísimas. Para explicar uno de los efectos más agresivos de la dependencia a una cajetilla, el jefe del servicio de Neumología del Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria (Hunsc), José Julián Batista, que ha realizado algunas de las investigaciones más importantes a nivel internacional centradas en el área pulmonar, resume qué es, qué consecuencias tiene y qué supone padecer EPOC.
–¿En qué consiste la enfermedad y cuándo se dice que una persona la padece?
–La patología se diagnostica cuando un paciente, al que se le hace una espirometría, tiene el bronquio obstruido de forma persistente. Es decir, el conducto ha perdido la capacidad de dilatarse con normalidad. En el 90% de los casos, la causa de la enfermedad es el tabaco, aunque también hay por otras circunstancias. Cuando hablamos de EPOC nos referimos, preferentemente, a aquella obstrucción crónica del aire que no va a mejorar con tratamiento ni con rehabilitación. Se debe fundamentalmente al cigarrillo.
–¿Eso quiere decir que no hay posibilidad de cura?
–Eso es lo que define la enfermedad. Cuando se le dice a una persona que deje ese vicio, lo que pretendemos es que, por lo menos, no progrese la enfermedad. En la mayoría de las ocasiones, los pacientes que sufren EPOC llevan 20 años fumando. Entonces, en esa situación, es difícil volver atrás. Pero para poder saber si tienes esa patología hay que hacer una espirometría para el diagnóstico.
–¿Pero en qué consiste esa prueba para la detección?
–Es para medir la capacidad pulmonar; se sopla por un aparato y éste recoge los datos mediante una inspiración y una expiración. Es una prueba elemental en el diagnóstico. El tabaco es una causa de la patología que podemos eliminar, pero hay otros enfermos, como los que padecen asma, que también terminan sufriendo la enfermedad.
–¿Qué síntomas tiene?
–Los principales son la tos, la expectoración (expulsión de moco, esputo o líquido desde la tráquea o los pulmones) y, cuando progresa, una dificultad respiratoria importante. Con el paso del tiempo, va afectando a muchos órganos. Los síntomas más leves son la tos y la expectoración continua, que son efectos del tabaco. Por eso, una forma de aliviarles es indicarles que dejen el cigarrillo. Pero mucha gente convive con los síntomas sin acudir al médico.
–¿Cuando se debería acudir al médico para evitar el progreso de la enfermedad?
–La gente se empieza a quejar cuando se cansa. Ése es el síntoma más preocupante. Con el esfuerzo, cada día puedes caminar menos. Y esa es la valoración de gravedad que toma el paciente. Es fundamental quitar el tabaco; ni un cigarro. Después, también hay una serie de medicamentos, inhalados o en pastillas, que se combinan según los síntomas. Con eso se puede mejorar, pero lo importante es la rehabilitación respiratoria, que consiste en fortalecer la musculatura. Aunque la función pulmonar no mejore, sí lo hace el aspecto general del paciente.
–¿A estos enfermos les cuesta dejar el tabaco?
–Son perezosos. La gente tiene miedo a la palabra cáncer, pero no tiene miedo a esta patología, que es progresiva y que, poco a poco, te va comiendo y te va apartando de todo hasta dejarte sin vida social. Estar todos los días ligado a un aparato de oxígeno no es muy agradable.
–¿Cuál es la situación de EPOC en Canarias?
–Alrededor de unos 16.000 canarios son candidatos a padecerla. Las Islas es uno de los sitios donde más se fuma y donde se empieza antes; tenemos la desgracia de que en el Archipiélago se entra en el mundo del tabaco a los 10 años. Este consumo es un factor importante y hay que luchar contra él.
–¿Qué consecuencias tiene?
–Es la enfermedad respiratoria que más morbilidad tiene. Ahora es una de las cinco más importantes, pero se prevé que para el año 2017 sea de las tres primeras. Es una patología que cada vez está más generalizada y produce más problemas. Pero en el tratamiento queda una parte, que es el quirúrgico. El trasplante es la parte final. Antes se daba más en los hombres, pero ahora ya las mujeres nos están superando. Es una enfermedad muy preocupante. Son gente que se va mutilando progresivamente porque no son conscientes y, cuando se dan cuenta, ya son dependientes de oxígeno.
–¿Cuándo pasa una persona a ese nivel?
–Es otro de los tratamientos, pero es para cuando están en la peor fase. Como no tienen aire suficiente, necesitan un sustituto. Están en sus casas con un concentrador de oxígeno y tienen que estar todo el día con él porque lo necesitan. Una vez un paciente me preguntó, cuando todavía no se había trasplantado, si tenía cáncer. Digo: no, esto es peor que un cáncer, porque va a depender de oxígeno toda su vida. Después se operó con éxito.
–¿Cree que la sociedad es consciente de la enfermedad?
–Creo que los pacientes de España, y más de Canarias, no son conscientes de lo importante que son ellos para su enfermedad. La sanidad la pagan todos los ciudadanos y el enfermo es la persona principal. Ellos son los que tienen que decir: aquí estamos. Una buena asociación de EPOC solicitaría más ayudas a las administraciones públicas. Los médicos somos los que hemos hecho la Ley Antitabaco, no los pacientes. Los pacientes deben solicitar y exigir mejoras, porque los trasplantes, por ejemplo, se hacen fuera. Deben ser conscientes de la importancia que tiene reunirse en una asociación.
–¿Y la Consejería de Sanidad?
–La administración, más que de comprar aparatos, debe cuidar de poner detrás de ellos a un profesional para sacarles rendimiento. Es una cuestión de organización.
Fonte: http://www.laopinion.es/sociedad/2011/11/15/depender-oxigeno-epoc-peor-cancer/380063.html
SANTA CRUZ DE TENERIFE El Día Mundial de la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) se celebra el próximo miércoles con el objetivo de recordar a los fumadores las consecuencias que puede acarrear esta dependencia. Casi la totalidad de las personas que sufren esta patología es por el placer que les produce coger un cigarrillo e inhalar su humo pero, aunque para muchos sea un gusto, las consecuencias pueden ser gravísimas. Para explicar uno de los efectos más agresivos de la dependencia a una cajetilla, el jefe del servicio de Neumología del Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria (Hunsc), José Julián Batista, que ha realizado algunas de las investigaciones más importantes a nivel internacional centradas en el área pulmonar, resume qué es, qué consecuencias tiene y qué supone padecer EPOC.
–¿En qué consiste la enfermedad y cuándo se dice que una persona la padece?
–La patología se diagnostica cuando un paciente, al que se le hace una espirometría, tiene el bronquio obstruido de forma persistente. Es decir, el conducto ha perdido la capacidad de dilatarse con normalidad. En el 90% de los casos, la causa de la enfermedad es el tabaco, aunque también hay por otras circunstancias. Cuando hablamos de EPOC nos referimos, preferentemente, a aquella obstrucción crónica del aire que no va a mejorar con tratamiento ni con rehabilitación. Se debe fundamentalmente al cigarrillo.
–¿Eso quiere decir que no hay posibilidad de cura?
–Eso es lo que define la enfermedad. Cuando se le dice a una persona que deje ese vicio, lo que pretendemos es que, por lo menos, no progrese la enfermedad. En la mayoría de las ocasiones, los pacientes que sufren EPOC llevan 20 años fumando. Entonces, en esa situación, es difícil volver atrás. Pero para poder saber si tienes esa patología hay que hacer una espirometría para el diagnóstico.
–¿Pero en qué consiste esa prueba para la detección?
–Es para medir la capacidad pulmonar; se sopla por un aparato y éste recoge los datos mediante una inspiración y una expiración. Es una prueba elemental en el diagnóstico. El tabaco es una causa de la patología que podemos eliminar, pero hay otros enfermos, como los que padecen asma, que también terminan sufriendo la enfermedad.
–¿Qué síntomas tiene?
–Los principales son la tos, la expectoración (expulsión de moco, esputo o líquido desde la tráquea o los pulmones) y, cuando progresa, una dificultad respiratoria importante. Con el paso del tiempo, va afectando a muchos órganos. Los síntomas más leves son la tos y la expectoración continua, que son efectos del tabaco. Por eso, una forma de aliviarles es indicarles que dejen el cigarrillo. Pero mucha gente convive con los síntomas sin acudir al médico.
–¿Cuando se debería acudir al médico para evitar el progreso de la enfermedad?
–La gente se empieza a quejar cuando se cansa. Ése es el síntoma más preocupante. Con el esfuerzo, cada día puedes caminar menos. Y esa es la valoración de gravedad que toma el paciente. Es fundamental quitar el tabaco; ni un cigarro. Después, también hay una serie de medicamentos, inhalados o en pastillas, que se combinan según los síntomas. Con eso se puede mejorar, pero lo importante es la rehabilitación respiratoria, que consiste en fortalecer la musculatura. Aunque la función pulmonar no mejore, sí lo hace el aspecto general del paciente.
–¿A estos enfermos les cuesta dejar el tabaco?
–Son perezosos. La gente tiene miedo a la palabra cáncer, pero no tiene miedo a esta patología, que es progresiva y que, poco a poco, te va comiendo y te va apartando de todo hasta dejarte sin vida social. Estar todos los días ligado a un aparato de oxígeno no es muy agradable.
–¿Cuál es la situación de EPOC en Canarias?
–Alrededor de unos 16.000 canarios son candidatos a padecerla. Las Islas es uno de los sitios donde más se fuma y donde se empieza antes; tenemos la desgracia de que en el Archipiélago se entra en el mundo del tabaco a los 10 años. Este consumo es un factor importante y hay que luchar contra él.
–¿Qué consecuencias tiene?
–Es la enfermedad respiratoria que más morbilidad tiene. Ahora es una de las cinco más importantes, pero se prevé que para el año 2017 sea de las tres primeras. Es una patología que cada vez está más generalizada y produce más problemas. Pero en el tratamiento queda una parte, que es el quirúrgico. El trasplante es la parte final. Antes se daba más en los hombres, pero ahora ya las mujeres nos están superando. Es una enfermedad muy preocupante. Son gente que se va mutilando progresivamente porque no son conscientes y, cuando se dan cuenta, ya son dependientes de oxígeno.
–¿Cuándo pasa una persona a ese nivel?
–Es otro de los tratamientos, pero es para cuando están en la peor fase. Como no tienen aire suficiente, necesitan un sustituto. Están en sus casas con un concentrador de oxígeno y tienen que estar todo el día con él porque lo necesitan. Una vez un paciente me preguntó, cuando todavía no se había trasplantado, si tenía cáncer. Digo: no, esto es peor que un cáncer, porque va a depender de oxígeno toda su vida. Después se operó con éxito.
–¿Cree que la sociedad es consciente de la enfermedad?
–Creo que los pacientes de España, y más de Canarias, no son conscientes de lo importante que son ellos para su enfermedad. La sanidad la pagan todos los ciudadanos y el enfermo es la persona principal. Ellos son los que tienen que decir: aquí estamos. Una buena asociación de EPOC solicitaría más ayudas a las administraciones públicas. Los médicos somos los que hemos hecho la Ley Antitabaco, no los pacientes. Los pacientes deben solicitar y exigir mejoras, porque los trasplantes, por ejemplo, se hacen fuera. Deben ser conscientes de la importancia que tiene reunirse en una asociación.
–¿Y la Consejería de Sanidad?
–La administración, más que de comprar aparatos, debe cuidar de poner detrás de ellos a un profesional para sacarles rendimiento. Es una cuestión de organización.
Fonte: http://www.laopinion.es/sociedad/2011/11/15/depender-oxigeno-epoc-peor-cancer/380063.html
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