Iyaad Syed nació en febrero de este año, en Londres. Era un niño absolutamente normal, hasta que sus papás advirtieron que sus ojos tomaban una coloración amarilla. Los exámenes revelaron que su hígado no estaba funcionando bien. El motivo: un virus herpes lo había infectado. Diagnóstico: insuficiencia hepática aguda.
En pocos días Iyaad empeoró, a tal punto que sus riñones también se vieron afectados y debió dializarse. En esas condiciones, lo único que quedaba era un trasplante de hígado, pero en el Reino Unido, al igual que en Chile, la lista de donantes es baja y no son pocos los niños que mueren esperando un órgano.
Los padres del pequeño decidieron trasladarlo al hospital del Kings College London, cuyos especialistas plantearon a la familia la posibilidad de realizar, ante la emergencia, una terapia inédita que ellos habían probado con éxito en animales y cuyos resultados hoy tienen a Iyaad fuera del hospital, sin necesidad de trasplante y con su hígado funcionando normalmente. El procedimiento podría ser usado como una alternativa a los trasplantes, y menos riesgosa que éstos, pues no requiere de una gran cirugía ni de inmunosupresores que pueden agravar la condición del paciente.
Terapia pionera
El doctor Ragai Mitry, junto al equipo del Instituto de Estudios Hepáticos del hospital, replicó en Iyaad una investigación que había mostrado buenos resultados en modelo animal, bajo la lógica que este órgano puede autorrepararse cuando se reduce su carga de trabajo. En este caso extrajeron células hepáticas de un donante y las recubrieron con una sustancia química creada a partir de algas. Esa sustancia no sólo permite que el sistema inmune no rechace las células, sino que éstas queden dentro de microesferas. Estas microesferas son las que se inyectaron en el vientre del niño (específicamente en el peritoneo), para que hicieran el trabajo del hígado enfermo. Y así fue. Las células hepáticas lograron convertirse en una especie de hígado sustituto del órgano dañado y realizar todas las funciones que habitualmente éste hace: síntesis de proteínas plasmáticas, desintoxicación, almacenaje de vitaminas y secreción de bilis.
El éxito de la terapia fue tal, que Iyaad, que estaba inconsciente, a las 48 horas del procedimiento ya estaba sentado en su camilla. A las dos semanas lucía normal y al mes sus índices estaban casi recuperados. Hoy, a dos meses de la terapia, ya no necesita trasplante y su hígado funciona normalmente.
Según explicó a La Tercera el doctor Mitry, en casos de insuficiencia hepática aguda, el objetivo es que estas microesferas con células hepáticas permanezcan durante dos a tres semanas realizando las funciones del hígado. En ese tiempo, el órgano se recupera, pero en el caso de Iyaad, a una semana del trasplante de células el órgano ya mostraba signos evidente de mejoría. "Si el paciente se recupera de una insuficiencia hepática aguda, el hígado por lo general vuelve lentamente a la normalidad", dijo.
Aunque la terapia es prometedora, los mismos médicos dicen que debe hacerse un ensayo clínico mayor para validarla.
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